En abril de 2024, se puso en marcha la nueva Declaración Minera, un
compromiso adquirido por el Gobierno del presidente Gabriel Boric Font,
que durante años representó un anhelo para los productores y las
productoras de la pequeña minería y la minería artesanal.
Se trata de la tramitación ante el Servicio Nacional de Geología y Minería
(Sernageomin) de los proyectos mineros que no superan una extracción
mensual de 1.000 toneladas al mes, entre otros requisitos. Mediante
esta, los productores pueden otorgar la información administrativa y
productiva de sus faenas en una plataforma, de manera gratuita y
simplificada, para obtener la resolución que les permite operar.
Esto representa un cambio respecto a los antiguos Proyectos de
Explotación, que exigían el mismo nivel de requisitos e información
tanto a la pequeña como a la mediana minería. Además, dichos
proyectos implicaban un costo para el productor de aproximadamente
1,5 millones de pesos. Por lo tanto, se busca reconocer la diversidad de
la industria y adaptar los requisitos a las realidades locales que esta
diversidad implica.
A diciembre de 2024, en su primer año de implementación, más de 200
faenas obtuvieron la resolución de Declaración Minera en la región de
Coquimbo y más de 600 a nivel nacional. Esto indica un aumento
considerable en la tasa de formalidad de la pequeña minería, lo que
permite que la explotación de las faenas se lleve a cabo con mayores
estándares de seguridad. Además, ha contribuido a la reactivación
económica del sector, ya que muchas faenas estaban detenidas debido a
las dificultades que enfrentaban para realizar un Proyecto de
Explotación.
Constanza Espinosa Henríquez, seremi de Minería de la Región de
Coquimbo, destacó que “el balance es positivo. Consideramos que la
cantidad de faenas que hoy cuentan con su resolución para explotar, en
este breve período de implementación, demuestra que el proceso ha
sido exitoso y una medida de gran impacto en nuestra región. Esto
responde a las necesidades específicas del sector, facilitando la
regularización de las faenas y promoviendo un acceso más inclusivo al
cumplimiento normativo, lo cual ha sido altamente valorado y bien
recibido por los mineros y las mineras.”
En relación con la reactivación de las faenas, Espinosa Henríquez señaló
que “nuestra región es minera por excelencia, y la pequeña minería
refleja la realidad de la producción local. Que las faenas se exploten de
manera legal y con mejores estándares de seguridad permite el
desarrollo sostenible de la actividad y dinamiza la economía en los
territorios. Continuaremos trabajando para consolidar estos avances,
fortaleciendo el respaldo a la pequeña minería en nuestra región”.
Por su parte, Lilian Navarro Marín, productora de la mina La Chinita II de
Combarbalá, quien obtuvo la resolución para explotar mediante la
Declaración Minera, comentó: “Estoy agradecida y feliz a quienes
hicieron posible la creación de la nueva plataforma digital. Esta
innovadora herramienta facilita y simplifica significativamente la
Declaración Minera, permitiendo agilizar y optimizar la creación,
formalización y regularización de los proyectos de la pequeña minería.
También, deseo destacar el valioso apoyo brindado por el equipo de la
Seremi de Minería de la región de Coquimbo durante este proceso”.
Para Sergio Araya Ramírez, director regional de Sernageomin, este ha
sido un hito relevante. “Nos sentimos satisfechos por haber logrado
regularizar un número significativo de faenas mediante este trámite,
que no representa un costo económico para los productores y permite la
regularización en un plazo de 10 días, una diferencia del promedio de
100 días que implicaba el trámite anterior al Proyecto de Explotación.
Este proceso es un avance significativo para los pequeños mineros y
mineros artesanales, quienes representan la mayoría de los productores
en la industria de esta región”, comentó.
Las autoridades destacan que, junto con la Declaración Minera, otro hito
relevante en la reactivación fue la inauguración del Centro de
Capacitación de Sernageomin en La Serena. En su primer año de
funcionamiento, este centro capacitó a más de 900 personas,
principalmente en temas de seguridad minera, con énfasis en la
producción a baja escala. Esto representa un avance significativo en los
esfuerzos del Gobierno para impulsar una industria segura, inclusiva y
centrada en la realidad local que caracteriza a la pequeña minería y la
minería artesanal.