¿Serán las elecciones municipales y regionales el fin del exitoso ciclo electoral iniciado en 2021 para el oficialismo, o marcarán el comienzo de una nueva etapa que impulse el regreso opositor a La Moneda? En esta contienda decisiva, el destino de Santiago y otras comunas, así como el de algunas regiones emblemáticas, podrían definir el nivel de desgaste del gobierno, mientras que otras expresiones electorales revelarán el alcance del descrédito hacia la clase política en medio de múltiples escándalos y polémicas. A continuación, diez claves para entender lo que está en juego en estos comicios, que prometen reconfigurar el mapa político nacional.
- Nivel de avance de la oposición. El resultado de la oposición será mejor que el de 2021. En parte, porque las elecciones municipales en las últimas décadas han sido más adversas para el gobierno de turno que para las fuerzas de desafiantes. Además, la oposición cuenta con una base de comparación bastante favorable: el magro resultado de 2021, que le otorgó tan sólo 87 alcaldías de un total de 345, hoy pasa a ser una ventaja. En este sentido, difícilmente el resultado puede ser peor. Además, la oposición podría arrebatarle al oficialismo algunas comunas emblemáticas como Valparaíso, Viña del Mar, Santiago o Concepción. Por contrapartida, el oficialismo retrocederá. El punto es si este revés será tal como para establecer una derrota categórica o ésta será más bien parcial.
- Factor voto obligatorio. En la elección municipal de 2021, con sufragio voluntario, votó el 43,4% del padrón habilitado (6,4 millones de votos). El próximo sábado y domingo, el voto será obligatorio. En los últimos plebiscitos con voto obligatorio los niveles de participación han sido del 86% (2022) y 85% (2023), equivalentes a 13 millones de sufragios. Es decir, en esta municipal hay cerca de 6 millones potenciales de electores que no votaron en la anterior municipal pero sí están habilitados para hacerlo. Estos electores, que a la luz de los estudios son más moderados políticamente, podrían cambiar el curso de los acontecimientos políticos. Hay que recordar siempre que los malos gobernantes son elegidos por los buenos ciudadanos que no votan.
- Santiago, la madre de todas las batallas. Desde el año 2008 que la coalición que logra ganar el sillón edilicio de la capital del país, al año siguiente gana la elección presidencial. En 2008 el triunfo de Pablo Zalaquett precedió a la victoria de Piñera en 2009, en 2014 Carolina Tohá ganaría Santiago para el año siguiente Bachelet llegar por segunda vez a La Moneda. En 2016 un prácticamente desconocido Felipe Alessandri daría la sorpresa instalándose en el Palacio Consistorial y al año siguiente Piñera sería electo por segunda vez como Presidente. Finalmente, la comunista Irací Hassler en 2021 se transformaría en alcaldesa y en las presidenciales de 2022 Gabriel Boric se transformaría en Primer Mandatario. Otro dato clave: desde hace 28 años que un alcalde de Santiago no logra reelegirse. ¿Quién fue el último? Jaime Ravinet en 1996.
- ¿Nuevos presidenciables? La situación actual del oficialismo de orfandad en materia de candidatos presidenciales y la dependencia absoluta de la figura de Michelle Bachelet, podría cambiar tras los resultados del domingo. El Frente Amplio verá con buenos ojos la figura de Tomás Vodanovic, quien podría ser reelecto alcanzando una contundente votación. Del mismo modo, el gobernador Claudio Orrego, en caso de obtener un triunfo en primera vuelta, será rápidamente catapultado a la esfera presidencial. ¿Serán las municipales el hito para que Bachelet dé el paso a una nueva generación?
- Nulos y blancos como respuesta al descrédito. No hay elección que esté exenta de polémicas y controversias, pero sin duda que este ciclo electoral ha sido particularmente acontecido. Ha sido una elección con poca sensación ambiente, aunque con mucho ruido mediático y “contaminación”, es decir, tráfico de influencias y corrupción a partir del Caso Audios, polémicas como la relativa al sueldo de la candidata Marcela Cubillos y la más reciente y grave denuncia por abuso sexual y violación en contra del ex subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, por parte de una subordinada. Cada uno de estos factores, por sí solos o en interacción entre ellos, podrían acrecentar la sensación de descrédito de la clase política y el fenómeno de desafección ciudadana. En este marco hay dos opciones: voto castigo o voto protesta. El voto castigo no es otra cosa que cambiar la preferencia por un candidato de signo contrario u otra alternativa. El voto protesta, en tanto, es canalizar la frustración a través del voto nulo y/o blanco. En la municipal de 2021 los votos nulos o blancos sólo fueron un 1,94%. En esta oportunidad, esta cifra podría crecer de manera exponencial. Sólo como marco de referencia, en la elección de consejeros constitucionales de 2023 el porcentaje de nulos y blancos fue de un 22% del total de votos.
- Consolidación del independentismo. En la actualidad el “independentismo municipal” ya es la segunda fuerza política a nivel nacional en número de alcaldes, eligiendo en 2021 la elevada cifra de 105 alcaldes, donde casi un tercio de la votación fue hacia algún candidato independiente fuera de pacto (28,56%). Es probable que el independentismo mantenga o mejore esta cifra. Un dato clave es que hay 675 candidatos independientes fuera de pacto que aspiran a ser alcaldes en 2024; un 26% más que en las elecciones municipales de 2021.
- ¿Revival Republicano? En 2021 la tienda de José Antonio Kast era un proyecto político incipiente. Compitieron en un número prácticamente ínfimo de comunas obteniendo una votación nacional de 1,31% a nivel de alcaldes y un 3,10% en la elección de concejales, escogiendo sólo 12. Considerando estas cifras es que el crecimiento más evidente en estas elecciones locales comparando municipal contra municipal será el Partido Republicano. Como partido podría ser la tienda más votada del país a nivel de concejales. La pregunta es si serán capaces de sostener su registro electoral previo: la elección del Consejo Constitucional donde lograron un 35% a nivel nacional. Difícil. Con todo, la pregunta es si el buen resultado a nivel de concejales, algunos triunfos relevantes a nivel municipal y también el paso de candidatos republicanos a 2da vuelta en el campo de los gobernadores regionales podrían darle un golpe de vitalidad a la alicaída campaña presidencial de José Antonio Kast.
- La amenaza del Pato Cojo. Las elecciones pueden potenciar una administración o por el contrario deprimir su capacidad de poder relativo: el denominado “pato cojo”. Una suerte de término anticipado en los hechos del periodo presidencial. Considerando que esta administración espera aprobar reformas fundamentales para su programa, como la Reforma de Pensiones y la nueva Reforma al CAE y al Sistema de Financiamiento a la Educación Superior, el nivel de fortaleza/debilidad que experimente el Ejecutivo también podría comprometer el ya escaso legado de políticas públicas de esta administración.
- Voto extranjero. En el padrón auditado de las próximas elecciones, 786.466 personas son de nacionalidad extranjera, lo que implica un incremento de 16,3% respecto del padrón de 2023. Las comunas que concentran la mayor cantidad de electores de nacionalidad extranjera con derecho a voto son: Independencia (33%), Santiago (32%) y Estación Central (21%). Recordemos que la polémica en torno a la forma de viabilizar el voto obligatorio para esta elección estuvo dada por la pertinencia o no del voto obligatorio para la población extranjera habilitada para sufragar. Un resultado adverso para el oficialismo en las comunas con alta densidad de electorado extranjero hará que este sector político vuelva a la carga para restringir este derecho o bien continuar relajando la multa por ausentismo electoral para todo el electorado, como ya se hizo en esta elección.
- Control del mapa regional. Como han mostrado las recientes elecciones, es probable que tanto las regiones fronterizas del norte, principalmente marcadas por la temática inmigratoria, como la macrozona sur tradicionalmente más de derecha y también azotada por el fenómeno de la criminalidad organizada, se vuelquen con fuerza hacia la oposición en la elección de gobernadores. Así, el oficialismo vería jibarizado su espacio geográfico de control electoral únicamente a la zona central del país, con un fuerte retroceso, considerando que hoy controlan 15 de 16 gobernaciones regionales.